jueves, 30 de mayo de 2013

Apoyo Inmoral



Mi nombre es Luis y soy apoyador de Subte.  No discrimino, me subo y donde pongo el ojo, adoso el miembro.

En hora pico entro a los vagones que rebalsan de féminas y me hago el flor de boludo. Una vez que se da vuelta la homenajeada, miro hacia el otro costado como quien no se hace cargo de un pedo. Y me traslado sutilmente como quién no quiere la cosa, para otro lado.


Me considero un artista urbano. Manejo las distancias como pocos, ni te das cuenta que estoy, hasta que el roce es evidente. Nunca tuve quejas y conseguí varios contactos de Facebook por estas vías.

Todo era color de roces, hasta que un día...

9:00 AM - Estación Palermo línea D.

Vagón promedio, cargado visualicé varios objetivos. Target aquired. Culo en calza engomada, mujer de unos 25-30. Posiblemente sea profe de gym. tengo que apoyarme ahí. Es el paraíso de los culos. un edén con todas las letras.

Me acerco sigilosamente, chequeando los alrededores para detectar posibles inconvenientes o viejas moralistas dispuestas a intervenir.

Dejo pasar a un viejo. Tiene las mismas intenciones que yo, pero está muy verde. No sabe moverse. Atrás de él un pajeril púber. Ni se anima a montarla, seguro se iría en seco al mínimo contacto.

No es fácil moverse en este ambiente caldeado.

Conozco a todos los que roban y ellos también a mi. No nos escupimos el asado. Esos son códigos, de los que ya no quedan.

Necesito bautizarla, le vamos a poner Stacey. Porque si, porque yo bautizo a mis culos como me parece.

Un poco más, ya casi estoy. Preparados y en formación, listos para el acople. Primer intento, satisfactorio. Parece que le gusta, se mueve adelante y atrás. Yo estoy en la gloria. La miro por el reflejo de la ventana y veo como sonríe. Me caso.

Así transitamos varias paradas más, en un juego de apoyación que non-stop. Ya iba pensando cómo hacer para tomar nota de sus datos, sus gustos, aunque uno ya lo estaba conociendo bien.

El subte frena en una parada, no mucho más que la mía. Se suben tres flacos. Uno la conoce y la saluda, parece que es el hermano. Los otros? Otro es el novio y son compañeros de Sipalki, todos cinta negra.

Stacey le dice algo al oído, y la cara del flaco se va desfigurando, como si le saliese espuma por la boca y empieza a bufar como un toro. Stacey me había delatado.

El resto es anecdótico.Me bajaron a los empujones y me cagaron bien a trompadas. Mal, mejor dicho. Peor que a un punga. Yo que solamente quería hacerla feliz mientras pasábamos un momento ameno..

Desde ese día no me subo más a un vagón del subte, me da fobia.Ahora me dedico a los bondis. Es mucho más difícil que dos conocidos se encuentren.



1 comentario: