viernes, 24 de mayo de 2013

Vida de Sabueso - Parte 5

El retorno de Li

El super chino estaba completamente cerrado. Ya las pericias policiales se habían reaizado y se habían llevado a la morgue los cuerpos de la cajera y el verdulero.  Las heladeras se hallaban desenchufadas, dándole un tinte de cotideaneidad al asunto.

El resto de la familia estaba encerrada en la pieza comunitaria, excepto una mujer y un hombre jóven, que emprendían tareas de limpieza y órden sobre el desmadre.

El show debía continuar para Jun Wu, esposa de Li, y para Sheng el hermano menor y en ausencia de Li nuevo lider de la manada. La mafia no perdonaba atrasos en los pagos, y si no vendían lo suficiente iban a correr serio peligro. 

Una cosa que Sheng no entendía era la necesidad de su hermano de estar en contacto permanente con esos colombianos. Tampoco le quedaba claro el por qué de la carnicería y sabía que debía conseguir un nuevo verdulero. Los chinos nunca fueron buenos para la verdulería, eran tareas de boliviano.

Al rato sintieron que golpeaban la persiana que se encontraba baja. No había ánimo para abrirle a nadie, pero tampoco se debía hacer esperar al invitado. Sobre todo si estaba armado y si había acribillado medio super hacía algunos instantes.

La vos entrecortada de un Li con un par de dientes menos sonó casi familiar. Jun Wu corrió a su encuentro y lo reconfortó con un abrazo distante, como si se hiciera evidente el reproche por los tratos con los cafeteros.
Sergio miraba buscando entender y esperando el momento para irse, cuando Li lo llamó y dijo unas cuantas palabras en chino. Acto seguido, Sheng y Jun lo abrazaron y le dieron una botella de Fernet de segunda marca. Bastante poco agradecidos, pero Sergio la tomó, tampoco esperaba demasiado.

Justo en el momento en que daba media vuelta y se retiraba, Li le dió una caja rectangular de procedencia oriental y bastante antigua. Al abrirla Sergio encontró una espada samurai con incrustaciones de oro y piedras preciosas. Podría haber sido trucha, pero era genuina.

"Hombre seguridad, proteger Li y familia. Deuda de sangre para siempre." Dijo Li en un confuso español, agavado por la carencia de comedor.

Al otro día, sin dormir pero con una sensación de adrenalina especial, Sergio se aprestaba a prestar sus servicios en el supermercado. Incluso tuvo el valor de cruzar un par de palabras con Cynthia y confirmarle la asistencia a la reunión.

En la vereda de en frente, Li tomaba comando de la verdulería, con Sheng en las verduras, entregando cualquiera cosa. Al cruzar la mirada habitual con Sergio, había respeto y no burla, una deuda de gratitud eterna.

No tan lejos de allí, Jennifer extrañaba al que consideraba su hombre y pensaba si volvería a verlo.

Una nueva pandilla , esta vez de peruanos, se hacía cargo del negocio  dejado por el trío que fue abatido por el sabueso Sergio. En la lista de clientes había varios con deudas que había que ir a cobrar. Uno de ellos figuraba con un círculo rojo. Con el "Hua Shang " no se jode, al menos por ahora...

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