lunes, 2 de julio de 2012

Vuelcos Mentales IV - A quién quiero engañar.

Me mira, la miro. Hace falta algo más?. Tomo un respiro y lo que esté tomando ella, va por mi cuenta.

Solíamos tener una mayor injerencia en nuestras vidas, cuando pensábamos que nos aburríamos. Ahora que queda menos tiempo de vida, debido al stress y a las obligaciones, lastimamos y damos mucho.

"Esta es su oportunidad de brillar, el puesto de acomodador es suyo, Benitez"

Ahora somos extras. Reidores. Claques. Aplaudiendo y festejando ocurrencias gastadas. Quiero ser un chino obsecuente con derecho arroces. Trabajar en un almacén y maltratar a la bolita de la verdulería, yéndome a dormir tranquilo por las noches, sabiendo que hay que madrugar y levantarse cuando canta el gallo. Al tercer movimiento de la manito del gato dorado. Ese que custodia nuestras góndolas.

Yo fui. Por eso no pude haber sido. Lamentablemente para todos ustedes, la función se cancela. Matemáticamente hablando hay que simplificar. Por eso no demos más vueltas, aunque el circo lo esté reclamando.  Son tres pistas que patinan de lo lindo. Y un buje que se lima solo.

A buscar el hilo locutor, en su día. Uno con voz impostada de Tangamandapio. Que te embadurnen de crema y te pongan en una vitrina, como un chorlito.

El fin justifica que te pongan los puntos. Será cosa de ver la forma de agradar sin quedar como un pelotudo en el intento tres. Estuve tratando de cambiar la fuente y me empapé en los formatos.

Siempre que hizo dedo paró. Esas piernas te llevan a cualquier lado. Cualquiera alado. Gózala de nuevo Speedy.

Me toca a mi. Yo saqué número, pero me fui a dar una vuelta, por eso no me viste cuando llegaste. Nos fuimos a las piñas. Llegué primero, pero el ananá no me gusta tanto.

En vez de cuestionarme porque si, ponete a pensar. Mirate en el espejo, como hizo Victor Hugo y ahora se acepta todo.

No voy a andar avivando giles, una vez que los prendí fuego, dejo que el viento haga su trabajo, antes que le diga a la lluvia que llueva, vieja.