A veces uno agradece la paz, a veces uno la aborrece.
Unos cuantos con poco hacen nada
Varios cientos con nada la corren a un lado.
Sirvo monedas en un espejo, para que mirar
su reflejo es el reflejo de un alma nah, que.
De a sorbos, cada vez menos sobrio,
de a tragos, humedad y bocanadas de calor
Fieras de goma, se hinchan, molestan, nada útil.
Sigo buscando un titere que me maneje
algo que me conduzca por un camino,
final del principio de tantas cosas
ensalada dulce de palabras que no cierran.
Y es ahí dentro de un mar en donde todo el tiempo llueve
donde saco la cabeza, miro a ambos lados
y no tengo más remedio que curarme el hipo de espanto.
Es probable que no sea el único,
somos muchos y nos conocemos de a poco,
no siempre de la mejor manera, nos empujamos
o no convidamos el jarabe al que tiene tos.
Porque nos molesta mucho cuando el agua no llega al tanque,
cuando los caramelos en el frasco son del mismo gusto,
cuando faltan jugadores y vamos perdiendo
las ganas de querer ganarnos algo.
El fin.
