miércoles, 22 de mayo de 2013

Vida de Sabueso - Parte 3

La hola que te enfiesto.

La traffic surcaba las calles a un poco más que paso de hombre. Al instante de subir, el conductor se sacó la máscara ninjesca y oh sorpresa, no era oriental.  Los de adentro seguían dándole murra a Li, quien no atinaba a responder, solamente estaba inclinado recibiendo.

Uno de ellos habló "Oie chino, pensaste que ibas a poder salirte con la tuia" - piña al estómago, dijo uno. "Pues que si brother aquí le daremos para que se recuerde de nosotros." - patada en los huevos.  Li impávido, su estoicismo producto de décadas de sometimiento al extremo régimen comunista, le hacían parecer este castigo a unas vacaciones pagas en la playa.

Unos metros más atrás, montado en su motoneta, Sergio no le perdía pisada a la traffic. No tenía armas, no sabía cómo los iba a enfrentar, pero se sentía más vivo que cuando logró sacarse una foto con Hector Echevarría, el ídolo del kick boxing local.

"A ver que tenemos aquí" dijo el que parecía ser el jefe mientras miraba dentro de la bolsa. "Está todo, no me hace falta tener una balanza para saberlo" "Y si se pierde un poco nadie nos va a reclamar, puede que este chino se lo haya tomado, no chino?" - churrasco en la nuca.

"Lo que me hace acordar de algo...Óscar, vamos a hacer una escala donde ia tu sabes". "Si seño!" respondió un ansioso Óscar, con ganas de darle un poco al contenido de la bolsa, al igual que sus duros amigos.

"3 contra 1 es demasiado, aún para mis puños" pensó Sergio, viendo que la traffic se dirigía a la zona roja y manteniéndose a distancia.

En eso la van frena, al lado de una rubia escultural, cincelada a mano, valkyria de mil batallas. Con sin ese defecto entre las piernas. Se sabe que a estos muchachos no les importaba nada, salvo a Jairo, que hubiese preferido una dominicana, pero no se animaba a contradecir al jefe.

"Hola hermosa" dijo Óscar, "te invitamos a una fiestita en la parte de atrás, mil está bien?"
Jennifer no veía esa plata desde que un empresario le hizo las lolas a cambio de un abono. "Claro dijo, cuántos son?" contestó, sabiendo que seguro eran más de uno.

Dentro de la traffic, Jairo tapaba a un chorreante Li con una frazada y preparaba el terreno para aclimatarlo, abriendo una botella de ron que guardaban para ocasiones especiales como esta. Su jefe Rivera, ya estaba desabrochándose el pantalón. Ambos se habían sacado la máscara aprovechando que Li estaba cubierto.
Ocultándose detrás de un árbol, Sergio supo que debería actuar en ese instante, o sería demasiado tarde...

Continuará...

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