TEDDDYYYY!!!!!. El grito, una mezcla de odio y de dolor emanaba de Rob como
el vómito tibio de una noche de excesos.
Los mosquitos de Shalamar abusaban de sus partes blandas y duras sin
distinción. Cada uno del tamaño de un puño, en forma de nube, lo cubrian, casi
sin dejarlo respirar.
En el momento de mayor debilidad, cuando parecía que sus fuerzas lo
abandonaban, el vehículo todo terreno empezó a funcionar solo. Estaba siendo perado
por Teddy. De un compartimiento lateral, pensado especialmente por Sundstrom
para estas ocasiones, emergió un tubo gigantesco con forma de aerosol, que esparció
insecticida testeado dermatológicamente sobre un Rob agotado, que se desmayó al
minuto de que los mosquitos cayeran desplomados sobre el suelo..
“Maldito Teddy, debiste haberme informado de esto”, dijo Rob luego de
recuperarse parcialmente. “Y tú debiste haberme llamado por mi nombre y no por
este vulgar apodo. No aprenderás más y me hace enojar mucho”, hablaba teddy por uno de los parlantes del
todo terreno. “En el baúl hay un traje térmico que ayuda a la cicatrización de
tus laceraciones y te protegerá por sí los insectos regresan.
Tembloroso pero decidido, Rob usó su reserva emocional y física, partiendo
en busca de sus amigos.
A un par de horas de allí, en el Salón Jefal, un nervioso Grelak esperaba ansioso
a la humana que sería su conducto para dominar a las especies menores. La
unificadora, como le gustaba llamarla.
Las ceremonias de los Glaxos eran muy emotivas y violentas. Contaban con la
participación de todos los familiares del novio y la novia. Entre las dos
familias seleccionaban un candidato, quién en un momento de la noche debía
batirse a duelo a muerte. El ganador podía sacar a bailar primero a la novia. El perdedor sería
devorado sin piedad en el banquete.
Como Filmore no contaba con familiares directos en el lugar, las leyes
glaxas indicaban que su tripulación haría las veces de familia y debían
escoger.
La lógica indicaba que debía ser Sundstrom, por habilidad, físico trabajado
y manejo un sinnúmero de de armas galacticas. Pero no, un envalentonada Gimeno
se abalanzo colocándose por delante de Sundstrom y pidiendo ser elegida para
luchar..
Del otro lado, los familiares recién llegados habían escogido al enorme primo
de Grelak. Wenceblao.
De fuerte contextura, pero ágil como una gacela, Gimeno comenzó a propinar
golpes de todo tipo a un sorprendido Wenceblao. Girando hábilmente, haciendo uso
y abuso de sus piernas de carrilero por derecha depilado, atenazó he haciendo
caer a violentamente Vences. Lo trabó hasta que se puso verde oscuro y dio tres
palmadas en el piso.
“No voy a matarte tesoro” dijo Gimeno. “Las leyes fiuuu son las leyes fiuuuu
sangre ante todo” vocifero el verde y escamoso esbirro de Grelak, que oficiaba
de referi. “Como no fiuuu hay nada escrito fiuuu de que un humano fiuuu pueda
luchar, tampoco varía la fiuuuu situación de que el combate sea o no a muerte.
Sí hay un banquete de todas formas”, dijo apuntando a la mesa especialmente
acondicionada y replerta de manjares.
“Fiuuu fiuuu el ganadooooor eeeees fiuuu fiuuu la terrícola” dijo el verde
y escamoso vasallo de Grelak, ahora en su ficción de árbitro.
Continuando con la ceremonia, comenzó a escucharse una tonada estridente
rematada por los apáticos Glaxos como prólogo de la presentación de un Grelak
exultante. De fondo una orquesta de 50 Monus Icticus sin playback, tocaban los
acordes de la marcha Glaxa Nupcial.
Una visiblemente emocionada mamá de
Grelak, no podía parar de castigar a palazos a su marido, vestidos de gala y
combate para la ocasión.
Del otro lado del salón, los temerosos y apáticos tripulantes de deer,
batiendo oblgiadas palmas a destiempo para acompañar a una Filmore aterrada.
Medikus trataba ver qué Glaxo tenía más cara de tránsfuga para ver sí le
convidaba un poco de Sutrum la droga sintética de moda. Ojala el dr supiese
tanto de medicina como de drogas de diseño.
“No quiero casarme. Mi corazón pertenece a cHISKEI”, pensaba tristemente Filmore.
Continuará…
No hay comentarios:
Publicar un comentario